Nuestro Desafío

Aula cívica nace como un programa que pretende hacerle frente a uno de los conocimientos fundamentales que ha caído en el olvido dentro de la educación institucional escolar chilena, a saber, la educación cívica. Por esta razón, con la idea de que la educación ciudadana no puede ser marginada del currículo escolar, somos muchos los voluntarios y voluntarias que nos aventuramos a ir a aportar en la enseñanza de conceptos y conocimientos vitales para la vida en la  sociedad política en la que estamos insertos. 

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En parte, uno de los objetivos que nos hemos propuesto como fundación, es intentar deshacer la idea, que muchas y muchos jóvenes de escasos recursos tienen, de que la participación ciudadana y su incidencia política está lejos de sus vidas. Para responder a  este objetivo, intentamos enseñar, de la manera más clara posible, los conceptos fundamentales sobre educación ciudadana, es decir, la importancia del grupo, la vida en sociedad, la organización política, la responsabilidad del ser ciudadano, y que con esto puedan comprender el valor de la democracia de la cual ellas y ellos participan.

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Sin embargo, me atrevo a decir que la manera real y más efectiva en la que nos enfrentamos a este problema de la desvinculación social por la pérdida de confianza en el sistema político, se ve encarada en la relación misma que surge entre los voluntarios y los alumnos de los colegios. Más allá de todos los conceptos y enseñanzas que, son una parte fundamental en el trabajo que realizamos, el vínculo que los alumnos sienten con los voluntarios es la piedra angular de la fundación. 

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Durante cada clase que se realiza por parte de voluntarios y voluntarias, generamos una micro-sociedad que surge por la preocupación del uno hacia el otro. Existe una relación asimétrica entre los voluntarios, que somos de alguna manera profesores, y los alumnos. Pero por otro lado, es posible verlo de una manera horizontal, en la que participan personas en una discusión respetuosa, teniendo en vista que en esta relación existen ciudadanos efectivos y futuros ciudadanos. Una relación que se levanta por el simple ánimo de crecer como sociedad democrática, como sociedad que busca y quiere escuchar al otro. 

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Quizás todo se resume a eso. Se resume a formar relaciones democráticas, en todos los niveles, y todos los círculos,  relaciones en las que estamos dispuestos a opinar y dispuestos a escuchar. No debemos olvidar que los niños y jóvenes siempre tienen algo que decir, algo que opinar, y si no se les presta oído, caen en una desconfianza futura en la democracia. Quizás nuestro trabajo como voluntarios y voluntarias radica en enseñar conceptos clave, pero creo que aún mas, es ser oídos de personas partícipes de una sociedad que compartimos, y que en muchas otras instancias son acalladas.